Alojar nos habla sobre la importancia de que las madres confiemos en nosotras mismas.
Todas las madres primerizas en algún momento tienen que escuchar las variadas y contradictorias opiniones que les dan no sólo las personas de su círculo familiar y amigos sino también gente desconocida, como la vendedora de un negocio, una señora que espera cerca en la cola del supermercado o cualquier otra persona que se suponga con derecho o se sienta con experiencia y autoridad suficientes para dar consejos y opinar sobre cómo están criando a sus hijos, decir qué están haciendo mal y cuál es la mejor forma de hacerlo.
El llanto de los bebés pone a prueba la tolerancia de los adultos y es habitual que frente a la primera señal de congoja comiencen los comentarios: “tiene hambre”, “tiene sueño”, “no le hagas upa que se va a mal acostumbrar”, “te tomó el tiempo”, “no le pasa nada, es capricho”, etcétera. Todos estos comentarios -aunque generalmente son bien intencionados- nos incomodan, nos enojan y lo más penoso es que poco a poco van anulando nuestra capacidad para ponernos en el lugar de nuestro hijo, para ir conociéndolo y aprendiendo a descifrar, a decodificar qué es lo que le produce malestar o lo que necesita. Pero entonces, qué hacemos?
Seguí leyendo sobre este tema en el link: http://alojarycriar.blogspot.com.ar/2017/07/cuando-opinan-los-demas.html